Estos días asistimos con perplejidad a las movilizaciones masivas de los taxistas en Madrid y Barcelona, es de suponer que del éxito de sus reivindicaciones se derive una movilización a nivel nacional, con las consecuencias que ello puede tener 

En primer lugar no creo que sea correcto llamar huelga esta situación entiendo que sería más correcto denominarle paro patronal ya que los taxistas son en su mayor parte propietarios de sus negocios y el hecho de comparar con una huelga de trabajadores por cuenta ajena desdibuja la realidad económica  

De  las manifestaciones de los portavoces que han hablado en los medios de comunicación se deduce que la situación está provocada por una competencia desleal por parte de los vehículos de alquiler con conductor, no  qué se entiende por desleal pero a todas luces la competencia es del todo legal. 

Se debe tener en cuenta que la actividad del taxi es una actividad reglada y no libre, quien quiera ejercerla debe tener una licencia administrativa por lo que no existe una libre  competencia  ya   que es ilegal y punible cualquier actividad sin autorización previa 

Dicho esto no puedo entender como las autoridades permiten una movilización que paraliza la actividad viaria en las grandes ciudades, no se trata  solo de que no se ofrezca un servicio público regulado sino que con la ocupación de las vías principales de las ciudades realizan un chantaje, ilegal a todas luces, a todos los ciudadanos 

En un sistema capitalista y liberal como el que se establece para todas las demás actividades , no se entiende que se admita a derecho semejante tropelía , podrían los periodistas , con mucha mayor razón cortar las vías públicas por el intrusismo de todos los contertulios en medios de comunicación , las compañías de limpieza legales  por la competencia ,( esta sí ) de limpiezas ilegales sin ningún tipo de control pero evidentemente más baratas o la de los cuidadores respecto a los no dados de alta ni en seguridad social ni en hacienda  de personas mayores , en este caso los servicios que cumplen las leyes tendrían perfecto derecho. 

Pero además los taxistas de estas ciudades no tienen en cuenta que si su actividad está regulada es por el servicio a la sociedad que prestan, que buena parte de sus clientes son turistas o profesionales a los que se les provoca inconvenientes que a la larga perjudicarán la economía de la zona 

El  control de la  competencia en la actividad económica que se realiza por las grandes superficies, grupos de compra, operadores telefónicos u otras actividades  sí que rozan en muchos casos la deslealtad cuando no la ilegalidad, con franqueza el que se ofrezcan servicios de transporte de viajeros con la misma seguridad y eficiencia que el servicio de taxi no puede ser en ningún caso una competencia inadmisible como pretenden hacernos creer.  

Permitir  ahora semejantes movilizaciones es crear un problema donde no lo hay y provocar un peligro cuando se acometa la decisión de prohibir la ocupación absolutamente ilegal de la vía pública 

FERMIN TORRENS ALZU 

15791288V Nº COLEGIADO 1201 Colegio de economistas de Navarra